La calificadora Moody´s Investors Service modificó las perspectivas de la deuda soberana de México, de estable a negativa, aunque reafirmó la calificación A3 de sus bonos de deuda.
Moody´s señaló que los desafíos aumentan el riego de que los crecientes índices de endeudamiento no se estabilicen dentro del periodo contemplado por la calificación.
La otra razón del ajuste en las perspectivas de la deuda mexicana obedece a las obligaciones contingentes en forma del posible apoyo del gobierno a Pemex, dada las presiones de liquidez de la petrolera, lo que podría socavar el proceso de consolidación fiscal.
Las perspectivas negativas representan un equilibrio entre “el fuerte compromiso de las autoridades por lograr una consolidación fiscal y por contener las presiones de liquidez de Pemex” y, por otro lado, los retos que enfrenta el país.
Estos retos son, además de la moderada actividad económica, el ambiente de bajos precios del crudo, entre otros.
Moody’s señaló que la calificación de la deuda soberana de México podría incrementarse con una positiva consolidación fiscal y la implementación de recortes al gasto de Pemex para contrarrestar las presiones de liquidez.
La calificadora estabilizaría la calificación A3 de México si concluyera que las medidas para contener los gastos del Gobierno y las contingencias relacionadas de Pemex, incluso en un ambiente de bajo crecimiento, permiten alcanzar la consolidación fiscal como se planeó.
Una posible alza en la calificación, además, podría suceder por un crecimiento mayor al esperado, impulsado por los esfuerzos relativos a las reformas estructurales, lo que podría resultar en la creación de amortiguadores fiscales para el gobierno y en una baja en las métricas de deuda.
De manera contraria, las calificaciones podrían descender si se estancan los esfuerzos de consolidación fiscal, y si las obligaciones derivadas de Pemex o del sector público en general causan un alza en los índices de endeudamiento por encima de 40 por ciento, refirió Moody’s.