El Open Banking es la acción de compartir determinada información acerca de las finanzas a través de internet, de una manera segura y siempre que las condiciones estipuladas sean las justas para los usuarios.
El origen de esta terminología se remonta al año 2015, momento en que el gobierno inglés puso en marcha la promoción del Open Banking Working Group (OBWG). Su objetivo era crear un nuevo marco centrado en el desarrollo de estándares de interfaces abiertas (API) destinadas a las entidades financieras.
Una de las principales consecuencias que se generaron a partir de esta creación, fueron los primeros pilares sobre los que se cimentaría la banca abierta como la conocemos hoy.
Cual es el funcionamiento del Open Banking
Este nos da la oportunidad de compartir datos financieros con otros usuarios, así como proporcionarlos y también compartir procesos utilizados por entidades financieras. Todo de la manera más segura posible para todas las partes implicadas en este intercambio de información.
Por ejemplo, en lo que respecta a un cliente de determinada entidad financiera, es posible proporcionar el acceso a proveedores sobre sus datos, teniendo en todo momento el permiso del cliente. La clave principal de la banca abierta es dotar al usuario del poder para decidir cómo y a quién facilitar sus datos financieros. En lo que respecta a las entidades, estas se abren a terceros, por lo que de una forma u otra colaboran en la cesión de datos.
Además, Open Banking desencadena una serie de retos regulatorios y financieros, haciendo uso del control y uso de datos de los usuarios de los que dispone. Poniéndolos a disposición de terceros proveedores, como ya hemos mencionado anteriormente.
Qué se puede conseguir por medio del Open Banking
El hecho de hacer uso de la banca abierta tiene de por sí determinadas oportunidades y beneficios, para la banca y para los clientes, que es necesario conocer. Una de ellas puede ser la mejora en la oferta de determinados productos financieros, o la transparencia en cuanto a la cesión de datos.
Aunque es importante conocer también los riesgos que implican hacer uso del Open Banking, ya que no todo son ventajas. Uno de estos riesgos es precisamente la seguridad que se tiene sobre los datos que se manejan, qué por mayor que pueda ser, no deja de estar expuesta a posibles ciberataques.
Y es que el Open Banking permite a las entidades financieras el fácil acceso a los datos de sus clientes, con los que se lleva a cabo una sincronización de toda la información que el usuario pueda tener con otras aplicaciones. Es precisamente esta acción lo que desencadena que todos los datos se pongan a disposición de terceros.
Qué beneficios aportan las APIs
Es importante tener conocimiento también sobre lo que son capaces de hacer las interfaces abiertas, ya que tienen un papel clave en el Open Banking. Lo primero que debemos saber, es que antes de su creación, el acceso a los datos se producía mediante screen-scraping. Este accedía a los datos de los usuarios a través de credenciales de seguridad. Es decir, era responsabilidad del propio cliente facilitar su usuario y contraseña.
La primera ventaja de las API respecto a esta antigua manera de proporcionar datos, es que las primeras comparten toda la información de manera encriptada, por lo que todo se produce automáticamente y de la manera más segura posible.
Así, las API ponen a disposición de las entidades financieras una serie de ventajas, entre las que podemos encontrar:
- Restricción de acceso: esto implica una mayor protección sobre el acceso a los datos, ya que si no dispone de la correcta identificación, no podrá acceder a los datos.
- Estandarización: con las API es posible la creación de comunicaciones estandarizadas entre los agentes que intervienen en la operación.
- Por supuesto, una alta seguridad en la cesión de contraseñas.
- Mayor eficiencia respecto a otras operaciones.
- Amplia personalización por parte de las entidades sobre los datos obtenidos de sus clientes.