Bonos de carbono

Los bonos de carbono, mecanismo propuesto en el Protocolo de Kyoto para la reducción de emisiones causantes del calentamiento global o efecto invernadero (GEI o gases de efecto invernadero), son un mecanismo internacional de descontaminación que tiene la finalidad de  reducir las emisiones contaminantes al medio ambiente.

A través de este sistema se ofrecen incentivos económicos para que las empresas privadas que están bajo el Protocolo, contribuyan a la mejora continua del medio ambiente, en especial, a la regulación de emisiones de gases y sustancias contaminantes que surgen por los procesos productivos de las objetivas.

Por medio de los bonos, las compañías tienen derecho a emitir CO2 como un bien canjeable y con un precio establecido en el mercado.

Asimismo, las empresas tienen la posibilidad de hacer transacciones de bonos  de carbono, puesto que un bono de carbono representa el derecho a emitir una tonelada de dióxido de carbono. Por ello, las empresas que no emiten o disminuyen la emisión se ven beneficiadas y hacen pagar a las que emiten más de lo permitido.

Bonos de carbono en México

En el país, al menos 293 mil hectáreas se pueden sumar al mercado de bonos de carbono, el cual debe tener un mayor impulso y regulación para reducir la emisión de contaminantes y reinvertir los recursos en proyectos ecológicos.

Estos bonos de carbono son certificados de compra y venta de la reducción o captura de gases de efecto invernadero, como lo establece la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).

Vale recordar que el día, se consumen casi 22 millones de toneladas métricas de carbón, 92.7 millones de barriles de petróleo y una milla cúbica cada 11 horas de gas natural, refirió, y sólo 10 por ciento de la demanda mundial se abastece con energías renovables, como la geotérmica o hidroeléctrica.

Se tiene más de un trillón de toneladas métricas de dióxido de carbono (CO2) extra, que antes no existía en la atmósfera, y eso promueve un desbalance térmico que incrementa la temperatura. “De ahí, el problema del cambio climático y la meta de tratar de evitar que se rebase un aumento neto de dos grados”

Un dato importante es que se puede calcular la huella de carbono e instrumentar mecanismos y acciones que permitan reducir las emisiones mediante las metodologías establecidas por el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés).

Cuando no es posible compensar el daño, se compran los bonos de carbono y los recursos pagan servicios ambientales en las zonas forestales y a sus habitantes, eso puede hacer la diferencia entre quedarse en sus lugares de origen, migrar o deforestar el bosque.

En México, hay algunos proyectos certificados, pero corren el riesgo de que la certificación sea extranjera, se pague y el dinero se vaya a otro país. En ese sentido, la Comisión Nacional Forestal debería ser el organismo certificador oficial con personal capacitado, con manuales que ilustren cómo crecen las vegetaciones para saber cuáles fijan más carbono y en qué condiciones.

En 2008 se desarrolló un marco legal para establecer convenios, acuerdos y/o contratos con las comunidades, a fin de respetarlas y también a sus sitios sagrados, además de explicarles los conceptos básicos de los procesos de captura de carbono. }

El 8 de mayo se abrió el mercado voluntario de carbono en México, autorizado por la Semarnat y se comenzaron a ofertar los certificados avalados por ambas instancias gubernamentales. Refirió que hasta este día se han vendido más de 200 mil toneladas y muchas empresas han participado, lo cual ha generado beneficios sociales, ambientales y económicos.

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