Con los mercados en gran movimiento, gracias a una volatilidad y tendencia alcista en los precios de los alimentos, aparece la necesidad de efectuar procesos de análisis y armado de distintas estrategias de inversión diversificadas para, al menos, no salir perdiendo.
Existen muchas formas de inversión, pero en esta ocasión, queremos destacar una que a veces asusta a muchos pequeños ahorristas que no conocen del tema. Estamos hablando de los instrumentos financieros derivados.
Su nombre proviene de ser productos que derivan o provienen de instrumentos financieros, y representan operaciones basadas en la diferencia entre el precio de mercado de algún activo subyacente y el precio pactado en la operación.
Existen distintos tipos de Instrumentos Derivados y destacamos los más negociados, que se agrupan en las siguientes categorías:
- Futuros: comprenden, en operatoria, la adquisición de activos y anticipar fluctuaciones
- Opciones: utilizables como cobertura ante la volatilidad de instrumentos de renta variable
- Swaps: cobertura ante las fluctuaciones en las tasas de interés
Todos ellos se relacionan o derivan desde un activo que se conoce como “Activo Subyacente“, y a modo de ejemplo, podríamos utilizar el valor de un futuro sobre el oro el cual se basa en el precio del oro.
Características generales:
- Su valor se modifica en función a los cambios de precio del activo subyacente
- Requiere una inversión inicial neta muy pequeña
- Es de liquidación futura
- Cotiza o no en mercados organizados
Uno de los beneficios de adquirir instrumentos derivados financieros es que, podemos enumerar su contribución a disminuir la volatilidad, y proteger el valor del portafolio contra la caída en el precio de algún activo.
Los activos subyacentes más utilizados son:
- Bonos
- Riesgo crediticio
- Tipos de interés
- Divisas
- Acciones
- Commodities (metales, cereales, cítricos, energía, etc)
- Condiciones climáticas
- Inflación
En México, tenemos un propio mercado de derivados, conocido como el Mercado Mexicano de Derivados (Mexder) el cual sirve como vía para promover esquemas de estabilidad macro-económica, y facilitar el control de riesgos de intermediarios financieros y entidades económicas.