Se dice, que si una persona es o está estudiando economía, saberse la ley de oferta y demanda es como preguntarle las preposiciones a un niño de primaria, aunque siempre va a haber excepciones. Dichos conceptos no solo son básicos para un economista, todos nosotros la practicamos diariamente y nos vemos afectados por estas leyes incluso sin darnos cuanta pues forman parte de nuestra vida cotidiana.
La oferta se define como la cantidad de bienes ofrecidos por los proveedores y vendedores del mercado actual, es decir, lo que el productor está dispuesto , vaya la redundancia , a producir y a qué precio. Gráficamente la curva de oferta tiene una pendiente positiva.
Por otro lado, la oferta es directamente proporcional al precio y las curvas por lo general tienden a ser crecientes. Además, la pendiente de una función curvilínea de oferta suele ser también creciente (es decir, suele ser una función convexa), debido a la ley de los rendimientos decrecientes.
La curva de oferta no necesariamente tiene una función creciente, por ejemplo, cuando el salario de un trabajador aumenta, el está dispuesto a ofrecer un mayor número de horas de trabajo, ya que un sueldo más elevado incrementa la utilidad marginal del trabajo (e incrementa el costo de oportunidad de no trabajar). Sin embargo, cuando esta remuneración se hace demasiado alta, el trabajador puede experimentar la ley de los rendimientos decrecientes en relación con su paga. Por eso, la gran cantidad de dinero que está ganando hará que otro aumento de sueldo tenga un valor poco significativo. Este es uno de los casos especiales donde las curvas de oferta tienen un comportamiento diferente.
El modelo de la oferta y demanda describe la interacción en el comercio de un determinado bien, en relación con el valor y las ventas de dicho bien. Es el modelo fundamental de la macroeconomía, y se usa para explicar una gran variedad de escenarios microeconómicos. Además, sirve como base para otras teorías y modelos económicos.