Se ha creado el Mecanismo Europeo de Estabilidad, MEDE mejor conocido como fondo de rescate permanente. Se trata de una nueva herramienta que ayudará a la Unión Europea poder facilitar asistencia financiera a los países que así lo requieran.
De esta manera, quedó habilitado hoy el nuevo fondo, que tendrá una capacidad inicial de préstamo de 200.000 millones de euros. En este sentido, cuando los países hayan desembolsado todo el capital, tendrá una capacidad real de intervención de 500.000 millones. En concreto, alcanzará su capacidad plena hacia 2014.
Los ministros de Economía de la Eurozona han protagonizado este lunes la reunión inaugural del consejo de gobernadores del fondo de rescate permanente y han confirmado que será finalmente este mecanismo el que financie la totalidad del préstamo a la banca española.
El ministro de Economía, Luis de Guindos, ha afirmado que la activación del MEDE es un “paso fundamental”, mientras que el vicepresidente de la Comisión y responsable de Asuntos Económicos, Olli Rehn, se ha declarado “menos pesimista” sobre el futuro de la Eurozona gracias al MEDE y a las reformas en España e Italia.
Es importante saber que el programa para el sector bancario español, que inicialmente estaba cubierto por el FEEF (fondo europeo de estabilidad financiera), se transferirá ahora al MEDE, ha anunciado el director del fondo, Klaus Regling. Y ha confirmado que, pese a ello, no tendrá estatus prioritario sobre el resto de acreedores de España en caso de impago.
En este sentido, aquellos bonos que el FEEF había emitido ya para el primer tramo de 30.000 millones de euros, previsto para emergencias y que finalmente no se ha utilizado, se cancelarán y se sustituirán por otros del MEDE.
Por su parte, España estará dispuesto y de seguro solicitará unos 40.000 millones de euros para recapitalizar sus bancos, una suma bastante inferior a los 100.000 millones de euros presupuestados por los ministros de finanzas de la zona euro para ese fin en julio.
La principal novedad del MEDE es que tendrá su propia base de capital de 80.000 millones de euros, además de los avales de los Estados miembros. Los países deben pagar los dos primeros tramos en los próximos quince días, lo que permitirá al fondo de rescate contar ya desde el principio con una capacidad de préstamo de 200.000 millones de euros.
Una vez que se haya desembolsado todo el capital, el MEDE tendrá una capacidad de 500.000 millones de euros, menos el importe final del rescate bancario español. En paralelo seguirá funcionando el mecanismo temporal, que financiará lo que queda de los rescates de Grecia, Irlanda y Portugal.
En este caso, la capacidad máxima de préstamo del MEDE será de 500.000 millones de euros, aunque si lo combinamos con el fondo de rescate temporal, que funcionará en paralelo hasta mediados de 2013, la zona euro dispondrá de un cortafuegos de 700.000 millones de euros.
Asimismo, el fondo contará con los mismos instrumentos y programas que su predecesor, el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF). Esto incluye el instrumento de coinversión y el de la cobertura parcial de riesgos, lo que podría suponer un apalancamiento de la capacidad de intervención del fondo de 500.000 millones de euros, lo que supondría un efecto multiplicador de hasta dos billones de euros (si se parte de una protección parcial del 25%).
En cuanto a su valoración, Fitch ha otorgado la máxima nota crediticia “AAA” al MEDE, que, a diferencia del fondo temporal de rescate, tiene su propio capital base y por ende es menos vulnerable a los cambios en las calificaciones de sus miembros.
Los 16 socios de España en el Eurogrupo consideran que las medidas anunciadas por el Gobierno español “van en la dirección adecuada”, pues representan una buena implementación de las recomendaciones de la Unión Europea (UE) y en algunos casos van incluso más allá.
En concreto, el MEDE podrá rescatar a países y sanear en un futuro directamente a la banca, de forma retroactiva como espera España. Sin embargo, el debate sobre este aspecto se ha reabierto recientemente a iniciativa de Alemania, Holanda y Finlandia, que quieren dejar fuera los “activos heredados” de la ayuda a la banca, lo que repercutiría, en su caso, en el déficit y en la deuda de España.