¿Cómo funcionan los productos financieros derivados?

En las últimas semanas y con el telón de fondo de la guerra en Ucrania, los movimientos inversores han llevado a diferentes ámbitos y productos en algunos casos detrayéndose y en otros casos creciendo. 

Dentro de estos movimientos hemos visto una presencia bastante importante de los futuros y de otros productos financieros derivados. Sin embargo, no siempre tenemos claro el funcionamiento de un derivado por lo que, en este caso, vamos a tratar de explicar cómo operan estos productos desde la perspectiva de uno de los más habituales y extendidos: el contrato por diferencia.

¿Qué es un contrato por diferencia?

El contrato por diferencia es un producto financiero derivado. La forma inicial más sencilla de explicar esto sería decir que estos productos invierten tomando referencia de un activo, pero sin llegar a adquirir dicho activo y basándose sólo en la evolución del mismo.

Por ejemplo, imaginemos que pretendemos invertir sobre una acción de una compañía determinada. En el caso de una inversión directa podríamos adquirir esa acción al contado, es decir pasaríamos a ser propietarios de este activo. También podríamos ser propietarios indirectos de ese activo cuando participamos en una institución de inversión colectiva como un fondo que adquiera un paquete de esas acciones.

Sin embargo, el contrato por diferencia lo que nos permite invertir aprovechando los movimientos de mercado de ese activo, pero sin adquirirlo. Para ello, la figura del intermediario es la que abre la operación y contra la que se establece la evolución de la inversión.

Por ejemplo, imaginemos que queremos invertir con un CFD en un activo, podremos decidir qué tipo de inversión hacemos de compra o de venta, en función de lo que pensamos que va a deparar el mercado. 

Si abrimos una posición de compra es porque entendemos que ese activo va a subir de valor. Si, por el contrario, abrimos una acción de venta es porque pensamos que va a bajar de valor. Si el activo se comporta tal y como hemos predicho vamos a obtener una ganancia, pero, si se comporta de manera opuesta una pérdida. En ningún caso hemos comprado la acción, en todos los casos lo que hemos hecho ha sido abrir un contrato contra el broker o intermediario y dependido de la evolución en el mercado de los activos.

Por qué son tan peligrosos los CFD

Una corriente unánime muy establecida dice que los CFD son productos financieros peligrosos, fundamentalmente para el usuario sin experiencia. El motivo no es difícil de entender: el riesgo de pérdida es muy elevado y no se trata de un producto que pueda ser manejado por cualquier perfil de usuario de manera óptima.

Sin embargo, a la vez, es un producto muy sencillo de contratar y utilizar por lo que, muchas personas se lanzan a su contratación sin un buen conocimiento financiero, ni mucho menos del funcionamiento del producto. Si te fijas en la mayoría de broker que ofrece este tipo de producto derivado, podrás ver cómo en los anuncios de descarga de responsabilidad se indica que un porcentaje muy elevado (más del 75%) de inversores en CFD pierden dinero.

Publicidad