El Sexenio de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) se caracterizó por un fuerte crecimiento económico y la privatización de numerosas empresas paraestatales, cuya desincorporación se realizó en condiciones de poca transparencia.
Se destaca la privatización bancaria, que al llevarse a cabo sin contar con un marco regulatorio adecuado y dada la poca experiencia bancaria de sus beneficiarios, desembocó en la crisis bancaria de 1995.
De igual modo, la privatización de Telmex se llevó a cabo sin prever la entrada de otros actores al mercado, de modo que México acabó teniendo un monopolio privado que proporciona uno de los servicios en telecomunicaciones más onerosos del mundo, junto con uno de los hombres más ricos del orbe: Carlos Slim Helú.
Su principal acto en materia comercial fue la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte con los Estados Unidos y Canadá. El mismo día que dio inicio el tratado ocurrió el levantamiento zapatista, que era como una protesta a la maniobra que estaba realizando Salinas, que estaba dejando rezagado a una gran parte de la población mexicana, es decir, Salinas anunciaba que México estaba apunto de entrar a las filas de los países de primer mundo, cuando irónicamente en algunas partes de territorio (Chiapas), se vivía en condiciones precarias de vida. Representando el movimiento zapatista una manifestación hacia la falacia que propugnaba Salinas de Gortari, con su fanática idea de que México pasaría a ser un país de primer mundo, después de firmar el TLC.
Efecto tequila
La presidencia de Ernesto Zedillo estuvo marcada por la crisis financiera más severa del siglo con repercusiones internacionales llamada fuera del país como Efecto Tequila.
Zedillo y Salinas se culparon mutuamente de la crisis. Carlos Salinas, responsabilizó al llamado error de diciembre que fue la táctica de libre flotación de la paridad peso-dólar (la cual había estado controlada en el sexenio de Salinas) en diciembre de 1994, la cual causó una fuga masiva de divisas ante la situación política del país (levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, asesinato de Colosio y otros políticos, etc.).
El precio del dólar incrementó cerca del 100% inmediatamente, causando quiebras de miles de compañías, desempleo y que muchos deudores se vieran impedidos de pagar sus deudas. El gobierno de Zedillo ideó el Fondo Bancario de Protección al Ahorro (FOBAPROA) para apoyar a la banca nacional contra los deudores.
Resumen del Efecto Tequila
Después de seis años de gobierno de Carlos Salinas, el 1 de diciembre de 1994 asume Ernesto Zedillo y 20 días más tarde, las reservas internacionales cayeron u$s 10 mil millones, y el Banco de México perdió en un día u$s 4 millones de sus reservas.
Por falta de reservas internacionales, el gobierno mexicano decidió devaluar su moneda, y el peso perdió su valor muy rápido, el dólar que se cotizaba a $3,40 pasó a $8 en una semana. Así, los precios se dispararon, los créditos se interrumpieron y la consecuencia inmediata fue la suba del desempleo.
Como principal socio en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA), México pidió ayuda a los EE.UU., que extendió un paquete de emergencia que se inició con la compra de pesos mexicanos para evitar que continuara la devaluación.
Para sanear el sistema bancario, también se puso en marcha un ajuste de la economía y a través del Fondo de Estabilización de Divisas se enviaron a México u$s 20 mil millones, a los que se le añadió un número similar proveniente del FMI. El costo del rescate llegó a los u$s 75 mil millones.
Aunque la crisis mexicana no se desparramó en las economías de los países desarrollados, la manada de inversionistas se asustó y huyó de América latina. El “efecto tequila” provocó una fuga de capitales hacia el sudeste asiático, la región receptora que logró generar renovada confianza en los inversionistas.
A fines de 1995, la crisis ya se encontraba bajo control, pero el PBI se contrajo, se cerraron empresas y la inflación llegaba al 50% anual.
En 1996 la economía mexicana creció y un año más tarde pagaría los préstamos de EE.UU.. Contrariamente, los efectos en la población sí se extendieron en el tiempo. Luego de la crisis, un 50% de la población mexicana cayó en la pobreza, flagelo que 10 años más tarde afectaría al 17,4%.