Cuando hablamos de reunificación de deuda no nos referimos a una idea o una intención, sino a una herramienta financiera que puede ayudar en un caso de deuda financiera complejo, pero, que, a la vez, tiene riesgos y características que se deben conocer.
No en todas las situaciones se pueden afrontar las deudas financieras de la misma manera. En ocasiones, los imprevistos o situaciones complejas hacen que no se puedan amortizar las deudas financieras, o que se genere un cuello de botella en el cual la suma de préstamos o de deuda por productos de financiación crece.
¿Por qué se acude a la reunificación de deuda?
Se trata una situación complicada ya que un producto financiero intereses de demora que hacen que todavía se encarezcan más la deuda, y se complica la situación.
Existen fórmulas como tratar de renegociar los préstamos, o incluso, tratar de obtener un préstamo personal para cancelar el conjunto de la deuda, pero, en una situación de impago es muy complejo. En este sentido es cuando intervienen productos como la reunificación de deuda.
En esencia ya hemos descrito lo que es la reunificación de deuda; se trata de obtener un préstamo a través del cual se abonará todo el conjunto de la deuda financiera agrupando en un único pago todos los pagos deudores ya que se habrán cancelado.
Esto lo que consigue con carácter inmediato es reducir la deuda mensual, ya que se trata de préstamos que se realizan a largo plazo y reducen los costes de las cuotas sumadas entre sí.
Hasta aquí todo es perfecto, pero ahora hay que tener en cuenta qué son realmente estos productos, cuáles son sus características y en qué casos puede llegar estar recomendados.
Cómo son los productos para reunificación de deuda
Lo primero es saber que en la gran mayoría de casos para hacer una reunificación de deuda como tal vamos a tener que cumplir una característica fundamental y es aportar una garantía hipotecaria.
Esto es así porque, en muchos casos, estos préstamos se van a construir sobre un préstamo hipotecario. Por tanto, además, está garantía hipotecaria deberá estar lo más libre de cargas posible ya que, o bien se busca amortizar lo que resta de hipoteca, o bien sólo se podrá trabajar la financiación sobre la parte ya financiada.
Por tanto, ya entendemos los motivos por los que es posible abaratar los costes mensuales, se amplía de manera drástica el plazo de amortización, al diluir en un mayor plazo de tiempo la deuda el coste mensual se reduce. Pero, se trata de productos con unos intereses elevados que, además, con unos plazos de amortización alargados, para que al final el coste de la deuda a largo plazo sea muy superior de media al que hubiéramos abonado en caso de pagar sólo las deudas que se han cubierto.
Por tanto, se trata de un modelo restrictivo, que exige garantía hipotecaria la mayoría de casos, y que además a largo plazo resulta mucho más caro que el conjunto de la deuda que teníamos.
Aun así, es un modelo que puede ser interesante en situaciones en las que no se encuentran opciones de financiación que permitieran solucionar las deudas acumuladas. Como cualquier otro producto de financiación, debería aplicarse en caso de necesidad y siempre habiendo estudiado muy bien todas las opciones y alternativas.