En estos días estamos viendo noticias relacionadas con la reforma energética y sus beneficios, ventajas, dificultades de aplicación y otras cuestiones. Así es como surge un concepto clave en el tratamiento de la reforma y es el de la Utilidad Compartida.
Lo que se busca con estas reformas es que existan diferentes formas de participación privada en la industria petrolera, como los contratos de utilidad compartida para exploración y extracción de petróleo y gas.
¿Qué es un contrato de utilidad compartida?
Aquí nos surge la duda nuevamente, porque vemos que se trata de un tipo de contrato para la industria petrolera. Veamos entonces, que será el Gobierno de la República el encargado de formular contratos de utilidad compartida con Pemex, como asociado con empresas particulares, así como a empresas particulares que quieran participar en el sector; los cuales dejarán el petróleo y el gas en control del Estado compartiendo un porcentaje de la utilidad con los inversionistas, más no el petróleo.
Pero entonces, ¿qué es un contrato de utilidad compartida? Concretamente, se trata de una operatoria modelo en la que se buscará sacarle el mayor provecho a las inversiones de Pemex. Bajo este modelo, Pemex aprovechará sus capacidades al máximo, y se atraerá inversión adicional al sector petrolero mediante la participación de particulares. El esquema de Contratos de Utilidad Compartida permitiría la entrada de las inversiones de la iniciativa privada en el sector energético, pero sin que el Estado pierda la rectoría sobre los hidrocarburos, destacaron académicos y especialistas.
Para que seamos más claros, vemos que a diferencia de los modelos existentes en la extracción y desarrollo petrolero en Noruega o Brasil, la iniciativa plantea uno distinto, pues el punto central es mantener la propiedad de la nación sobre el recurso al ciento por ciento.
Estos Contratos representan una forma viable para permitir la inversión de empresas privadas en el sector. Esta inclusión de la iniciativa privada en dichas tareas, precisa, se buscará materializar a través del esquema de Utilidad Compartida.
En este caso, precisa, el gobierno federal decidirá cuándo y en qué proyectos necesita el apoyo de la iniciativa privada para explotar los recursos naturales y, sin ceder la propiedad, obtener un cierto porcentaje de utilidad sobre estos proyectos conjuntos.
Puntualmente, los contratos de utilidad compartida dejan el petróleo y el gas en control del Estado y se comparte un porcentaje de la utilidad en dinero con los inversionistas, mas no el petróleo.
Es decir, en un contrato de producción compartida se le paga a la empresa con petróleo, mientras que en el de utilidad compartida, todo el crudo lo recibe el Estado, lo vende y le da a la empresa una parte de la utilidad, según se haya estipulado en el contrato.
¿Cómo serán los Contratos de Pemex?
La iniciativa de reforma energética presentada este lunes por el presidente Enrique Peña Nieto considera la posibilidad de firmar contratos de “utilidad compartida” entre la paraestatal Petróleos Mexicanos (Pemex) y empresas privadas.
“Los contratos de utilidad compartida no son lo mismo que los contratos de riesgo. Aunque son esquemas parecidos, en el primero el mayor riesgo lo suelen tener las empresas privadas y no el Estado”.
De acuerdo con el experto, los contratos de utilidad compartida que median las alianzas entre petroleras en manos del Estado y empresas privadas funcionan en países como Colombia.
Así funcionan los acuerdos:
- Las compañías privadas y Pemex acuerdan los detalles para la operación de búsqueda y/o extracción de crudo. En algunos casos, cuando es búsqueda asumen el costo sólo las privadas.
- Cuando se encuentra petróleo, se realiza el cálculo del costo de recuperación para dividirlo entre la privada y Pemex. Una compañía absorbe el 40 y la otra el 60% del mismo.
- Tras la extracción y venta, tiene lugar la repartición de lo que se conoce como renta petrolera. La utilidad que se lleva una empresa privada oscila entre el 40 y 60% del total.
- El primero en cobrar parte de las ganancias es el Estado a través de regalías de Pemex y al final, la empresa privada.